lunes, 11 de mayo de 2009

Oración por las muertas de Juárez

ORACION POR LAS MUERTAS DE JUAREZ

Madre:

tú que habitas cielo,
viento, mar y tierra,
cárceles y burdeles,
fábricas y juzgados,
basureros hediondos,
chozas, vecindades,
mansiones,
hospitales,
guaridas de ladrones
y casas ministeriales,
¡trae a nosotras tu reino!
No perdones
a quienes nos violan,
no perdones
a quienes nos matan,
no perdones
a quienes entierran nuestros huesos
bajo las arenas del desierto.
Que no se haga más su voluntad.
Acude a nuestra súplica y
escucha:
Ellos arrancan nuestros pezones a mordidas.
Encienden con cerillo y gasolina nuestros cuerpos.
Cambian nuestras ropas de un cadáver a otro
para que nuestras madres y nuestros padres
se confundan.
Siembran nuestros ojos
y riegan con nuestras lágrimas su odio,
y luego se esconden.
No sabemos cómo visten.
No sabemos de dónde sacan su dinero.
No sabemos si tienen aparte otros modos de divertirse.
Si tienen hijas
ni si sus hijas son también pobres
y obreras
o estudian por las tardes
y caminan solas por las calles oscuras
de regreso a casa.
Nada de ellos sabemos
sino que quieren un mundo sin nosotras,
las mujeres de Juárez,
las de cabellos largos
y senos despuntando,
cuerpos morenos donde danzan
los sueños,
donde la vida hace fiesta.
Mujeres, Madre, como tú,
como nosotras,
las desterradas hijas de Eva,
las que aquí seguimos
suplicantes.
Acude a nuestro llanto,
escucha:
Ellos tienen cómplices,
no actúan solos.
En la maquila,
en la policía,
en el gobierno,
en el narco,
allí en el paraíso como en el infierno
ellos tienen cómplices,
pero nadie sabe quiénes son.
Por eso venimos hoy a implorarte,
atiende nuestras plegarias,
no desoigas nuestros ruegos:
Que no se oculten más los criminales,
que no queden impunes nuestras muertes,
que la sangre nuestra,
la de nuestras hermanas,
fecunde el corazón de la tierra donde yacen
y nos dé aliento, fuerza.
No protejas a nuestros asesinos
ni escudes bajo tu manto sus ofensas.
Líbranos del miedo,
del silencio,
de la mansedumbre.
Permítenos la rabia
y no nos dejes caer en la tentación
de la desesperanza.

María Hope.


Las familias que participamos en este movimiento hemos convertido en fuerza nuestro dolor. Después de enfrentarnos, además del brutal asesinato de nuestras hijas, a la ineptitud, intransigencia, encubrimiento, corrupción, a la más indiferente actitud de funcionarios y autoridades.

Nos resulta complicado expresar con palabras el dolor desgarrador de saber asesinadas en tales circunstancias a nuestras jóvenes hijas, en un inmenso sufrimiento que no se extingue, y no podemos evitar las lágrimas cada vez que pensamos en ellas o miramos sus objetos personales y sus fotos. Nos angustia y crece nuestro suplicio al imaginar cómo pudieron ser los últimos momentos de nuestras hijas asesinadas a base de torturas y vivimos sin vivir...

Mantenemos la esperanza de que algún día la justicia para la desaparición y muerte prematura de nuestras hijas sea posible, ya que sería la única forma de recuperar nuestra propia vida. Solidaridad para quienes, sin ser nuestras compañeras, comparten ahora mismo la pena de haberles arrancado un pedazo de su vida.

Nuestras Hijas de Regreso a Casa, A.C.



En Ciudad Juárez desaparecen mujeres y no se vuelve a saber más de ellas, a menos que sus raptores decidan hacer aparecer sus cuerpos sin vida y con evidencias claras de haber sido brutalmente torturadas y asesinadas, violadas de manera tumultuaria y arrancadas partes de su cuerpo o quemadas. Es un dolor terrible para esta sociedad. ¿No hay nada que mueva a quienes pueden hacer algo al respecto?

La desesperación y miedo de las familias de vivir en tal inseguridad al ver a las hijas salir del hogar sin saber si van a regresar, no son motivo que afecte la voluntad de nadie de poner un freno a estos hechos.

A la fecha estos crímenes están impunes, y a las mujeres desaparecidas nadie las busca... y los asesinatos y desapariciones continúan sin que a la fecha haya responsable alguno. Invitamos al gobierno a que emita alguna acción y deje de seguir ignorando que en esta frontera ocurre algo sumamente grave.

Dejemos de ser cómplices de esta situación. Hacemos un llamado desesperado a todo aquél que su conciencia le exija hacer un mínimo esfuerzo por apoyar esta lucha en contra del feminicidio que parece no tener fin. Cada uno de nosotros, en nuestro ámbito de desempeño puede participar.

Ustedes pongan los limites, la violencia en esta ciudad parece no conocer fronteras. Los asesinatos de mujeres jóvenes y pobres comenzaron a documentarse en Ciudad Juárez en 1993... En 2001 se extiende el terror a la ciudad de Chihuahua... ¿Dónde y cuándo terminará...?

Marisela Ortiz, Nuestras Hijas de Regreso a Casa A.C.

Más información en:

http://www.mujeresdejuarez.org/

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