miércoles, 13 de mayo de 2009

Oscar González Blackaller

Oscar González Blackaller
Tangente
Por Oscar Díaz Salazar


Baltazar, como mi padre, se llama mi hermano mayor. Martin, como mi bisabuelo, se llama el hermano menor. Si bien en mi caso no se me registró con el nombre de un familiar, creo que salí ganando si nos limitamos a comparar los nombres de los hermanos Díaz Salazar.

Baltazar y Martin llevan esos nombres en homenaje a dos personas que de alguna manera es natural que sean importantes en la vida de un individuo. Padres malos, regulares o muy buenos – como el mío - de la forma que sean, tienen un lugar de privilegio en el recuerdo de una persona.

Ya dije que mi nombre no tiene explicaciones en la ascendencia de mis padres, en el árbol genealógico, en la más remota rama del tronco familiar.

Déjenme platicarles la interesante historia de mi nombre.

Tendría como unos 11 años el chamaco residente del ejido “Puertecitos” municipio de Camargo, Tamaulipas cuando perdió a su padre en un accidente de carretera.

Quedó huérfano, siendo un niño, al cuidado de su madre viuda que se vio en la necesidad de atenderlo junto con sus otros cinco hermanos

Ese mismo año, andando en el campo levantando una cosecha, sin medir el peligro aprovechaba los minutos de descanso de su trabajo de adulto, para jugar, como el niño que era, con el abanico de un tractor. En esa amarga jornada laboral, a pocos meses de la muerte de su padre, perdió su brazo derecho y con este la posibilidad de tener una vida “normal”.

En ese mismo año que marcó para toda la vida la existencia de este niño, el maestro de la escuela primaria donde cursaba estudios básicos el personaje de esta historia, le encargó al huérfano que se preparará para conducir la ceremonia de honores a la bandera.

El lunes que el profesor había dispuesto la participación del huérfano de un solo brazo, el muchacho pasó al frente de sus compañeritos, tan solo para quedarse callado, con la vista fija al piso, con las lágrimas brotando incontenibles y sin poder articular oración alguna.

Deliberadamente el Maestro prolongó el momento. Dejó que la pena, la amargura, la tristeza, la impotencia, la vergüenza, el dolor… dejó que todos los sentimientos afloraran y que el chamaco mostrara su drama personal frente a sus compañeros.

Ese mismo día, el maestro se apartó del grupo para platicar con el huérfano que había fallado en la tarea de intervenir en la asamblea escolar de honores a la bandera.

La reprimenda fue muy dura... tan drástica como seria la vida para este muchacho. El profesor le dijo que había perdido un brazo, no el cerebro ni los “guevos”. Que la vida era difícil y más lo seria en adelante para él. Que estaba destinado a fracasar si se quedaba paralizado lamentándose de su mala suerte y doliéndose de sus limitaciones físicas.

El maestro con lenguaje directo le dijo al chamaco que nadie si iba a condoler de su situación, que lo que no hiciera él para superarse, no lo haría nadie.

El discurso – reprimenda terminó con la indicación de que se preparara para la siguiente semana, para decir un mensaje a sus compañeros, en la siguiente ceremonia de honores.

A partir de ese momento, el maestro fue mas exigente, y le prestó mas atención al huérfano que al concluir la educación básica, se trasladó a la “Escuela Normal Rural de Tamatan”, en donde pudo cursar sus estudios, luego de que su maestro interviniera para que no lo rechazaran, pues en esa escuela se realizaban jornadas laborales que las autoridades escolares suponían que no podría llevar a cabo el aspirante que solo tenia un brazo.

“Pónganle la prueba que quieran, exíjanle el mismo trabajo que desarrollan los otros estudiantes” Estos fueron los argumentos del maestro que abogó por el muchacho y logró que fuera aceptado en “Tamatan”.

Esa propuesta de darle un trato normal al huérfano, trato que paradójicamente es especial cuando se brinda a los diferentes, cambio la vida del niño de esta historia.

El chamaco del que les hablo (escribo) es Baltazar Díaz Bazán, mi padre, un gran maestro que tuvo una presencia destacada en la sociedad reynosense.

El Maestro del que les hablo, maestro de mi padre y de varias generaciones, es el Maestro Oscar González Blackaller, un gran maestro que tuvo una vida muy destacada, muy brillante y muy intensa, desempeñando el trabajo sustantivo del Maestro, cambiando vidas y forjando, en las aulas, a los buenos ciudadanos.

En homenaje a ese maestro que cambio la vida del huérfano Baltazar Díaz Bazan, mi padre, decidió ponerle su nombre a uno de sus hijos.

Por eso es que me gusta mas mi nombre, porque no me lo impusieron por los lazos accidentales de la sangre, sino por la gratitud que sintió un hombre hacia el Maestro que cambió para bien su vida, que lo orientó y suplió de alguna forma la ausencia del padre muerto.

Maestros como Oscar González Blackaller son los que deberían ocupar los lugares destacados en las galerías de Maestros ilustres… no los políticos, ni los burócratas, ni los administradores, ni los líderes sindicales.

Maestros de aula, maestros dedicados a la tarea primordial, a la labor sustantiva de la profesión. Maestros que con su trabajo logren cambiar el paradigma fatal que asegura que origen es destino… Maestros que hagan brotar lo mejor de sus alumnos, que desarrollen las potencialidades de sus pupilos… Maestros que puedan hacer de un huérfano, humilde y con limitaciones físicas, los buenos ciudadanos del futuro, los Baltazar Díaz Bazán del mañana.

En el homenaje que con estas líneas rindo al Maestro González Blackaller, va mi reconocimiento y mi gratitud a los maestros de Tamaulipas que celebran este 15 de mayo el oficio de ser Maestros

Escrito el 15 de mayo de 2008

4 comentarios:

  1. Que bonita historia, anduve navegando por el internet por algo que valiera la pena y al FIN LO ENCONTRE esa anecdota es especial y no la olvidare , Soy sobrino de Oscar Gonzalez y vivo en corpus Christi por 23 anos y resulta que aqui me encontre a una persona hace unos 5 anos que vivio en Victoria y estudio en Ta matan y el primer comentario que me hizo fue el del gran maestro que habia tenido oscar Gonzalez Blackaller, es una satisfaccion escuchar comentarios asi y que su senor padre le haya contado la anecdota y usted la haga mencionar como HGomenaje se le agradece , que la familia Baltazar Diaz Bazan tengan a bien recibir nuestros saludos de parte de la familias de maestros Gonzalez Blackaller en Cd. Victoria

    ResponderEliminar
  2. Estaba buscando referencias de la escuela Oscar González _Blakaller y me encontré con esta historia. En un inicio pensé porque a esa escuela le ponen un nombre común, ahora lo entiendo y veo que con justa razón. La escuela está en la ciudad de México, no en Tam. Un saludo y si me imagino el orgulo que sienten al ser familiares o haber tenido l historia como la del señor Baltazar. Un saludo. Antonio Ocampo

    ResponderEliminar
  3. Con mucho orgullo soy sobrino del Profesor Oscar González Blackaller, me dio mucho gusto leer este artículo pues se le reconocen algunas de las valiosas cualidades de mi querido tio Oscar, guardo un muy grato recuerdo de el pues mi trato con el fue el el plano familiar siempre y su afectuosidad y cariño con que siempre nos trató a la familia entera fue inolvidable, mis abuelos don Martin González Vazquez y Adelita Blackaller de González criaron una bonita familia de excelsos maestros y profesionistas que nos pusieron "la vara muy alta" a toda su descendencia, mis queridos tios Ciro, Oscar, Graciela, Dina y Elenita, asi como mi amado padre Martin González Blackaller mostraron en su vida unos altos valores y una integridad a toda prueba, pero sobre todo demostraron siempre un gran amor a la familia unida, herencia que nos dejaron y que apreciaremos por siempre....

    ResponderEliminar
  4. Oscar Díaz Salazar te comparto un dato curioso en referencia a la relación de los nombres, en San Nicolás de los Garza, N. L. hay un plantel que, en el turno matutino la Escuela Primaria lleva el nombre del Profr. Oscar González Blackaller y el vespertino lleva el nombre de tu Sr. Padre Profr. Baltazar Díaz Bazán.
    Ahora que, encontré esta historia, después de buscar datos Biograficos sobre el nombre del Profr. Baltazar Díaz Bazán, siento la gran resposabilidad de darla a conocer a los alumnos y compañeros maestros.
    Saludos cordiales.

    ResponderEliminar