domingo, 12 de abril de 2009

El Comité de base

EL COMITÉ DE BASE
(Fragmento)

Terminó el mítin. Se acerca la gente a afiliarse. Preguntan. ¿Cómo trabajo? ¿Cuánto debo pagar como cuota? ¿Dónde estarán las oficinas del Partido Mexicano de los Trabajadores? A todos se da respuesta. ¿Qué hacen los comités de base en tal sitio, en tal fábrica, en tal ocupación? Muchas dudas. Todas se responden de alguna manera.

Una enfermera, toda de blanco, se me acerca: “pasé por aquí y oí lo que decía: Estaba usted hablando como yo quisiera hablar. Todo lo que dijo es lo que quisiera decir. Pero no sé decirlo. Soy enfermera, trabajo en el IMSS: Quiero afiliarme”

Escribía yo sobre una base de madera y comencé a tomar sus datos. Al lado de Rosa, que así se llamaba la enfermera, estaba una muchacha de grandes ojos, delgada, modestamente vestida, que miraba intrigada y hasta se asomaba para ver lo que yo escribía. Rosa preguntó cuánto debía dar de cuota. Le dije que ésta era voluntaria y que sería entregada al comité municipal para sus gastos mientras no hubiera comité de base.

Entonces, expliqué la función del comité de base. Era el que se formaba en el centro del trabajo. Abierto a veces cuando no hubiera peligro de represión, discreto en otras si lo había. Deberán ser tres compañeros de la base, cuando menos, un presidente, un secretario de la organización y otro de finanzas. Estos comités deberían estar en comunicación con el municipal para coordinar los trabajos. Lo más importante, señalaba, era afiliar a los compañeros de trabajo. Terminé con Rosa y pregunté si alguien más quería afiliarse. Un vendedor ambulante de helados fue el siguiente. La muchacha de ojos grandes seguía ahí, aparentemente indecisa de afiliarse. Al acabar de registrar los datos de Alfonso, el nevero, le pregunté directamente:

-¿Usted no se anima? Titubeó, se alisó el pelo del frente con la mano izquierda y nerviosa dijo:
-No sé. Yo también siento lo que ustedes dicen. Somos explotadas. No hay trabajo. Venimos de lejos. No hay dónde vivir. Pero no sé cómo se le hace para entrar.
Le expliqué la forma de trabajar. Primero afiliarse. Luego afiliar. Formar un comité de base en su trabajo, en su colonia.
-Bueno, dijo esperanzada, apúnteme.
Tomé sus datos. Nombre, dirección, edad (20 años), su ocupación. Se me quedó mirando. Me dijo muy seria:
-La de ahorita
-Sí, claro, en qué trabaja ahora, precisé. Me miró de frente.
-Soy prostituta. ¿Puedo apuntarme?
-Por supuesto, le dije, reprimiendo mi sorpresa. Y anoté en la hoja de afiliación: prostituta. Ofreció una cuota de diez pesos mensuales y me firmó la solicitud.
-Perdone, me dijo cuando le entregaba un ejemplar de los estatutos
-“Tengo muchas compañeras. La casa es grande. Casi todas llegamos aquí buscando trabajo. Pero no hay. Yo tengo una criatura. Llegó casi recién nacida. No tuvimos otra cosa qué hacer. Pero Dios mediante, señor, con el partido, muchas de mis compañeras saldremos de putas. Pronto verá usted resultados. Voy a formar mi comité de base. Verá usted”

Heberto Castillo
Si te agarran te van a matar
Ediciones Proceso

No hay comentarios:

Publicar un comentario