lunes, 27 de abril de 2009

Negocio redondo


NEGOCIO REDONDO
Por Armando Charles
27 de abril de 2009.

Cuentan los enterados que aquel singular personaje de la política es, en realidad, más hábil para hacer negocios en territorio de inversión.

Que quizá embona bien en el estilo emprendedor de su jefe máximo, el mandamás del estado, según intuyen algunos otros políticos.

Pero, he aquí, el personaje soñaba con hacer negocio –redondo, si fuese posible-, so-pretexto de resolver el caos vehicular de una ciudad no hace mucho tiempo bicicletera, limpia y amable.

Miraba cómo, el automovilista promedio ya tiene pericia en el arte de encontrar lugar dónde parquear su vehículo en las aglomeradas calles.

Y notaba que -según los usos y costumbres-, los conductores han venido utilizando libremente espacios en la vía pública, para estacionarse, y poder hacer sus compras, pasear, o ir al trabajo, con relativa comodidad.

Con todo, el caos vehicular seguía en aumento, tanto que, recientemente, el sagaz personaje urdió un plan para llevar agua a su molino, tal vez imaginando el tintinear de monedas.

Según él, habría descubierto la fórmula que quizás ningún "janambre" habría podido encontrar, para poder solucionar, en definitiva, el problema del tráfico y los embotellamientos en la ciudad.

Pero su genial idea solamente aludía a cobrar tarifas por estacionarse en la vía pública; como si la propuesta de privatizar y concesionar las calles no implicara un vil despojo de los bienes públicos; y como si el expropiar espacios de uso común –para negocio de unos cuantos- no fuese absurdo.

El detalle es que, prácticamente no se invertirá nada en la explotación comercial del proyecto parkiman, salvo gastos administrativos menores.

Porque, a final de cuentas, sus operadores solo instalarían cientos de máquinas tragamonedas -algo así como cajas registradoras-, a las que llamarían “parquímetros”; pues, de otra forma, no podrían cobrar ni medir el tiempo de los vehículos estacionados.

Y, obviamente, las calles y banquetas ya estaban ahí cuando esos artefactos se instalaron; en tanto que los automovilistas serían clientes cautivos, por 15 años o más

Ahora que, para el personaje en mención, lo relevante del negocio estará más en la distribución de los ingresos; al quedarse con ‘la parte del león’ cierta empresa concesionaria de su interés, y el municipio con el resto, -como en la fábula de Esopo.

Con esa “lógica”, nada más falta que concesionen Tesorería...

Y si bien es claro que el proyecto no fue idea solo del personaje de esta historia, sí pudo haber jugado un rol fundamental en su realización. Seguro cabildeó con sus amigos privatizadores, ubicados en puestos clave del Ayuntamiento, el Congreso, etcétera.

De esa manera, y sin garantizar soluciones reales al caos vehicular, la única garantía es de negocio redondo para los promotores y amigos del citado proyecto.

¿Acaso no aplicará el Municipio fuertes multas y la temida “operación grúa” contra los automovilistas que, al estacionarse frente a los parquímetros, omitan pagar la tarifa de seis pesos la hora?

Donde no habrá parquímetros es en las inmediaciones de Palacio de Gobierno y Presidencia Municipal. Así es el poder que no se comparte; el poder del carro completo.

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