martes, 24 de marzo de 2009

Cultiva tu imagen si quieres ser alguien

De santos y herejías
Por Eloy Garza González / MARZO 24, 2009


CULTIVA TU IMAGEN SI QUIERES SER ALGUIEN (O CÓMPRATE UNA ESTATUA Y PONLE TU CABEZA)


La política se ha estudiado siempre por el tema de la guerra y la guerra debiera estudiarse por el tema de la imagen. Inglaterra cultiva la imagen del mar en el espejo de las olas. México ofrece la imagen del indígena azteca con bíceps olímpicos que sostiene a una mexica desvaída, con senos turgentes y como con lipo. Las naciones de la modernidad no las forja la guerra o el imperio sino la leyenda y la sangre.

Primero fue la evidencia del imperio o la lucha, la conquista y todo lo que se nos informa como literatura. Porque la literatura no es la crónica del tiempo sino la moda de los poetas. Así, Baudelaire cena con la poesía de Francia y acude con el pelo teñido de verde. Baudelaire sabe que al poeta lo hace la presencia más que el endecasílabo o el verso libre, como ahora.

Las modernas democracias son ya pura imagen. Políticos y poetas conocen el secreto: no basta con vender uno sus libros sino que debe venderse en cuerpo y alma como en el Romanticismo. Quevedo es la primera gran fábrica literaria que maquila una imagen de su país, España. Se trata de forjar democracia e imagen.

En México, Juárez nos hizo una República y nos vendió su imagen: el indígena ya no musculoso como su bisabuelo, sino con bombín y frac: todo un mérito del marketing. Fox nos vendió su imagen de demócrata ranchero: un fracaso de manejo político con todo y doñita al lado. Peña Nieto, que vuela a Los Pinos cual gaviota fotogénica, nos vende su imagen de lata de bebida energetizante, pero sin bebida energetizante: pequeño detalle que le falta.

El señor Calderón sabe esto y se lanza a potenciar y representar una democracia mexicana fatigada pese a ser tan joven. Calderón vende a diario la peluca verde de Baudelaire, o los caminados pedantes del gentleman del etiqueta negra, pero no le sale: desprecia la imagen si no es para agredir al contrario, acusándolo de narco. Mejor que le invitara un whisky (por cierto que esto del etiqueta negra es también, en uno, afán de imagen y de forjar leyenda urbana).

Entre las variadas democracias que afloraron luego que ganara Fox, López Obrador ofreció la mejor de todas, pero no tuvo suerte con los ricos por su imagen rejega: perdió cuando chavizaron su imagen. Ya se ve que Calderón resuelve sus traumas y complejos a diario y a veces le salen los trucos sin ocupar psicólogo, pero es un joven tristón, de quevedos discretos, que sólo gana en partidos amistosos y confía secretamente en que habrá triunfado cuando todas sus utopías y mentiras se vuelvan realidad.

La imagen, efectivamente, se cultivaba ya en Roma y cierto romano ilustre solía decir: “Prefiero que me pregunten por qué falta mi estatua en Roma a que me pregunten por qué tengo yo estatua en Roma”. Hitler dio un nuevo mapa de Europa, pero Mussolini tenía más imagen. En México Zedillo es un político de regular estampa pero nula imagen, sobre todo cuando cuenta chistes bobos, que es de diario.

Evita Perón gobernó Argentina mediante una imagen de cabaretera, a lo Tongolele adolescente y no lo hizo mal. Nuestro hombre en Los Pinos quiere seguir mandando, aunque se le caigan las encuestas nacionales, pero no se quita sus quevedos diabólicos ni para alternar con Elba Esther. Fidel Castro y el Che Guevara hubieron de separarse porque siempre sobraba uno para hacer democracia/marketing.

Calderón alterna con panistas en vías de derrota, legisladores que lo desprecian y mentirosos. Calderón a veces tiene razón, pero no tiene una imagen. Pobre.
eloygarza@lostubos.com
eloygarza@yahoo.com

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