lunes, 23 de marzo de 2009

La mala educación aquí o en China

De santos y herejías
Por Eloy Garza González / MARZO 23, 2009

LA MALA EDUCACIÓN AQUÍ O EN CHINA

La maestra Elba Esther Gordillo ha mandado señales de tranquilidad a los candidatos priistas de Nuevo León. Les ha dicho a través de diversos voceros, que a pesar de la cancelación de la coalición con el Panal, ella les ayudará con votos magisteriales. En la práctica contarán con la estructura de Nueva Alianza para los representantes de candidatos en las casillas, así como la movilización en la entrega de actas.

Este acuerdo no expreso, pero pretendidamente efectivo, me parece absurdo por dos motivos. Primero, porque es muy difícil focalizar el voto de los maestros que es como si les instruyeran lo siguiente: “por alcalde votas por tu candidato del Panal, pero por diputaciones lo harás por los del PRI”. Esta consigna es una falacia, por decir lo menos. Segundo, y esta objeción es de más fondo, no creo que los maestros puedan seguir aceptando que entre su funciones esté la manipulación política, y no estrictamente la de ser actores del proceso enseñanza-aprendizaje.

En cualquier país del mundo, cuando la mala política (es decir la que manipula a los educadores), se filtra en el aula la educación se estanca. El caso es parecido al de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid, donde recientemente los dirigentes estudiantiles están persuadiendo a sus compañeros para que participen en una huelga contra el plan de Bolonia. Resulta que este plan pretende estandarizar los programas de estudio de todas las universidades europeas reduciendo los espacios de las materias humanistas. No entraré a discutir ese plan, pero sí entro a discutir la oportunidad y la inteligencia de estas huelgas de universitarios.

No parece "universitario" utilizar la coacción propia de la huelga para interrumpir clases y llevar a los alumnos a las asambleas, o las urnas con consigna preestablecida. Parece que la huelga apropiada para un universitario sería incrementar el número de horas de estudio y la aplicada atención en las clases. Interrumpir las clases, a estas alturas de curso, en nombre de la así llamada "democracia horizontal", me parece un grave error de perspectiva.

Da la impresión de que los huelguistas de la Complutense, al igual que los maestros que integran al Panal movilizan lo más perezoso de los estudiantes o de los educadores, lo más dejado, lo más juvenil en el mal sentido de la palabra.

Pongamos un ejemplo, este sí más optimista: el presidente Barack Obama está insistiendo estos días en una reforma del sistema educativo estadounidense para que sea más competitivo, y dice: "Hay que premiar la `excelencia´". Está promoviendo un sistema de paga para los profesores basado en el mérito.

"Ha llegado el tiempo de que seamos responsables", "Ha llegado el tiempo de esperar más de nuestros estudiantes y de nuestros maestros". Pero a la vez, las escuelas locales y estatales deberían estar en condiciones de "sacar a los malos profesores de las clases". Y añade: "Yo rechazo un sistema en el que se premia el fracaso y protege a una persona de sus consecuencias. La apuesta educativa es demasiado alta para andarse con tonterías".

La idea de una democracia horizontal y de un igualitarismo, frente al elogio de la excelencia y del esfuerzo inteligente, es una de las más terribles perversiones de la idea de universidad. Y me impresiona, de ahí que añada otro texto de Obama: "Lo que me interesa de una idea no es si es liberal o conservadora, sino saber si funciona efectivamente". Democracia de la excelencia frente a huelgas o acarreos magisteriales que fomentan la disposición de la inteligencia perezosa de los estudiantes o de sus mentores.

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