miércoles, 18 de marzo de 2009

El Juárez de Eduardo Parra

De santos y herejías
Por Eloy Garza González / MARZO 18, 2009
EL JUÁREZ DE EDUARDO PARRA

Esta noche, en el Aula Magna de la UANL, se presenta la novela “Juárez, el rostro de piedra”. Su autor es Eduardo Antonio Parra, excelente cuentista y novelista. Su pericia en el arte narrativo garantiza una lectura bien armada y mejor escrita. En estas fechas de biografías noveladas tan malas, la novela de Parra destaca por encima de las demás. Sus mejores prendas son la contención y la mesura: el cuerpo narrativo nunca se desborda, sino que fluye lento pero a buen ritmo.

Además Parra no nos presenta a un Juárez que sufriera traumas freudianos, estuviera enamorado de su mamá o tuviera relaciones contra-natura con su hermana o cosas por el estilo, como en las películas de Almodóvar. Es más: en un capítulo de la novela, Parra narra que durante el carnaval de Veracruz, Juárez saluda a todo un general de su ejército vestido de damisela de mala nota, de “esas que se levantan tarde”, como se decía antaño, y eso le quita el sueño al Benemérito toda una noche. Entonces me dije: ahora sí empieza la parte picante del libro, con anécdota gay incluida, pero nada. Varias decenas de páginas más adelante, Juárez se topa al mismo militar ya decrépito y venido a menos, y ahí se para la anécdota: anticlímax total.

Parra nos presenta a un Juárez casi místico, asceta, pero no estoy de acuerdo: Ahora bien, en lo personal, Juárez fue muy austero pero también muy fijado en asegurar el porvenir de los suyos. ¿O cómo se explica que casara a sus hijas con puro europeo próspero y a la mayor con Pedro Santacilia, cubano muy patriota pero que también le sabía al trafique de armas y al contrabando en Nueva Orleans, además de que, siendo su suegro, Juárez lo nombró diputado a pesar de no ser mexicano de nacimiento?

Por otro parte: ¿Por qué creen ustedes que Juárez le delegaba a cada rato los ejércitos a Santos Degollado, a pesar de que en toda su vida no ganó casi ninguna batalla y hasta le apodaban el Héroe de las Derrotas? Juárez se defendía con la excusa de que apenas perdía Degollado la batalla y ya estaba organizando otro ejército con miles de hombres enlevados, sacados de quien sabe dónde. ¿Pero por qué podía hacer eso Santos Degollado y no otros generales sí victoriosos? ¿Reclutaba a esos miles de hombres con discursos o con dinero público que le mandaba el gobierno federal?

Por otra parte, ¿sabían ustedes, como bien lo menciona Parra de pasada, que el principal contratista del Gobierno Juarista, Antonio Escandón (vuelto millonario con el inicio de los primeros 90 kilómetros de construcción de vías de ferrocarril de Veracruz a México), a las primeras de cambio se convirtió en partidario de Maximiliano y a pesar de eso Juárez le siguió dando obra pública? ¿Por qué sería?

Parte de un capítulo de la novela se lo dedica Parra a referirse a las acusaciones de fraude electoral que aparentemente hizo Juárez para reelegirse. En realidad, don Benito ganó con tan pocos votos que tuvo que mediar el Congreso para ratificarle su victoria porque como no logró obtener la mayoría simple la decisión final recayó en los diputados. Parra ya no lo cuenta, pero uno se pregunta: ¿qué le hubiera costado a Juárez meterle más votos a las urnas y así ganar de calle? Ocurre que lo maquiavélico de Juárez consistió más bien en dividir a los contendientes electorales. Pone a competir contra él mismo a Lerdo y a Díaz, los contrapuntea, y al final provoca que se nulifiquen entre sí en la elección.

El fallo final de la comisión escrutadora le da a Juárez poco más de 5 mil votos contra los más de 6 mil votos que sacaron Díaz y Lerdo pero divididos entre ambos. Si hubiera habido un solo candidato opositor, no dos, éste le hubiera ganado la elección fácilmente a Juárez obteniendo la mayoría simple y su victoria como Presidente ni siquiera la hubiera tenido que ratificar el Congreso. Al final del proceso electoral, se entiende que don Benito premiara a Lerdo sus servicios de comparsa dándole la Presidencia de la Suprema Corte, que a la larga le significó la presidencia tras la muerte de Juárez. ¿Así o más clara la jugada?

La novela biográfica de Parra tiene aún muchas aristas punzantes que se tendrán que dirimir durante su presentación de esta noche. Habrá que estar pendiente para asistir a este evento. La historia a veces pesa más que una losa fría en nuestras espaldas.

eloygarza@lostubos.com
eloygarza@yahoo.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario