miércoles, 25 de marzo de 2009

La religión: una variante que trasciende las campañas electorales

De santos y herejías
Por Eloy Garza González / MARZO 25, 2009


LA RELIGIÓN: UNA VARIANTE QUE TRASCIENDE LAS CAMPAÑAS ELECTORALES


Hace un par de meses, profetizamos que el español Antonio Sola sería el comunicador estrella de Fernando Elizondo y dimos pormenores. Ayer El Norte publica la misma nota con varias semanas de retraso, aunque la información es la misma: a Sola no lo quiere ni Elizondo ni nadie, pero se lo impuso Calderón. Así de simple.

Ahora, esta columna que va de pitonisa, informa con pleno conocimiento de causa de que Sola está armando un ejército de sacerdotes para inclinar la balanza electoral a favor de su cliente. Al menos dos o tres homilías, de curas compañeros de viaje del panismos local, van en ese sentido. Lástima. Ya diré porqué.

La primera encíclica escrita del Papa Benedicto XVI defendía la separación entre la Iglesia y la política. Esto, más que una frase, es una decisión que nos parece muy importante para ambas instituciones, generalmente poderosas en su país correspondiente, en su modalidad, antigüedad y rito.

La Iglesia, lo sabe Sola, son muchas iglesias porque ningún Estado legal o ilegalmente constituido llega en seguida a la tentación formalista de la Iglesia y el Estado, lo más cercanos posible una y otro. Parece un mero ritualismo, pero en realidad es la trampa más antigua y actuante del mundo para tener al ciudadano de puertas abiertas con las puertas cerradas. El pecador entra por sí mismo en la trampa teológica y el gobernante sacraliza todos los instrumentos de la fuerza y la guerra para imponer su palabra.

Fernando Elizondo debe saber que tan importante es esta separación Iglesia/Estado que nos proponía el Papa y ratificó en su reciente viaje a África, como que yo he tenido que pensarla por si fuera una trampa de sacristía o una novatada de prepa. Pero no, el hombre vive dividido porque así lo impone la citada solemnidad del Trono y el Altar. Más aún, el hombre social vive esta división y hace de ella norma de su vida e incluso de su teórica salvación. El propio Elizondo tiene su parte dividida con Rodrigo Medina, el otro candidato a la gubernatura.

El hombre occidental peca con el cuerpo -lujuria, avaricia- y el hombre oriental (todas las otras religiones lo son) peca con el alma, ayuna todo el día para comer de noche, le hace trampa a su dios. Cada generación ha dejado ahí una piedra esculpida, un león tallado, un mito intocable al que tocamos demasiado.

La duplicidad, querido don Fernando, es el principio de todas las cosas, a Eva le tienta la serpiente, la serpiente ha sido tentada por lo inefable, o sea la manzana. Yo creo que cuando entra el gusano en la manzana entra el mal en este universo con forma de manzana. Dios castiga colectivamente al hombre, pero castiga personalmente a la mujer convirtiéndola en estatua de sal. Todos los pecados importantes son pecados femeninos.

Ya la dualidad hombre/mujer define al mundo como un pleito entre los dos sexos, entre las dos razas, entre los dos tiempos, porque no es cierto que hombres y mujeres vivamos al unísono, sino que hay un tiempo para la hembra y un tiempo para el macho. El tiempo de la hembra es la noche, el pecado a ciegas, y el tiempo del hombre es el día, la ambición a la luz de todos los planetas, como quien busca una gubernatura.

Así, el filósofo Ratzinger, enmascarado de Papa, ha decidido dejar clara esta división. Esta decisión del Papa no sólo es audaz sino que es revolucionaria. La Iglesia hembra y el Estado macho mantienen una convivencia muy estratégica para servirle a la Humanidad de norma, de peligro, de pecado y de gloria. Con estos dos mitos se ha creado una herramienta de amenaza para toda la Humanidad. Veremos hasta dónde el sabio Ratzinger puede llevarla.
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