sábado, 7 de marzo de 2009

Divertimento provinciano para un viernes ayuno de políticas

De santos y herejías
Por Eloy Garza González / MARZO 06, 2009

DIVERTIMENTO PROVINCIANO PARA UN VIERNES AYUNO DE POLÍTICA

Salí hace unos días al interior del estado, o sea, a la provincia de la provincia. A la mitad del camino tropiezo con unas señoras que venden hojarascas y semitas en un puesto improvisado. Como no los conozco paso de largo. Entonces una voz irónica me dice:

--¡Muy buenas!—

Las señoras marchantas me han dado una lección de cortesía, o sea, una provinciana enseñanza de urbanidad. Al decir “muy buenas”, han querido significar que yo debía haberles dirigido anteriormente este saludo: “Buenas tardes”.

Me dispongo aprovechar la lección y sigo mi camino. Me desconcierta un poco esto de que, en Cerralvo, tenga uno que hacer más cortesías que en Monterrey, pero me resigno. La tarde es buena, como querían las señoras que yo se los dijera. A un margen del camino, un campesino trabaja amorosamente el campo.

--Buenas tardes—le grito.

El campesino suspende por un rato la labor y se apoya en el azadón, según la pintoresca usanza del campo.

--¿Me dijo buenas tardes?

--Sí, ¿por?

El hombre se echa a reír. “Pero qué es esto” -- me digo yo – “unas señoras acaban de enojarse conmigo porque no las saludo y ahora este hombre se burla de mi saludo”.

--Para mí –añade el campesino—todavía son días.

--Pues entonces buenos días – concluyo yo.

El campesino entonces no tiene nada que objetar y me contesta religiosamente:

--Santos y buenos nos los dé Dios.

Hago con minuciosidad el relato de estos hechos para señalar la costumbre que tiene la gente de Cerralvo de rectificar a uno el saludo. Ya que uno tiene la atención de saludar a otro, ¿qué más le da al otro que le diga uno “buenos días”, “buenas tardes” o “buenas noches”? Y se habla todavía de la ceremoniosidad de los regiomontanos.

En Monterrey nadie le pone defectos a un saludo, por intempestivo que este sea y ni siquiera cuando uno le pide al cantinero de turno la etiqueta negra del estribo. Hay que considerar que entre la mañana y la tarde, así como entre la tarde y la noche, dista siempre un espacio medio de dos o tres horas.

Durante este espacio, el que saluda en Monterrey pude hacerlo indistintamente a nombre de una u otra parte del día. Es una costumbre inspirada en la tolerancia y uno se lo recomienda a los pueblos como Cerralvo, porque sin ella, el saludo se hace muy difícil, sobre todo para un hombre con amor propio que no admite rectificaciones.

eloygarza@lostubos.com
eloygarza@yahoo.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario