sábado, 21 de marzo de 2009

Oficios que desaparecen

Oficios que desaparecen
TANGENTE
Por Oscar Díaz Salazar


1) “Once sesenta” repetía con seriedad el muchacho que semana tras semana se paraba en la puerta de la casa familiar, para cobrar los siete periódicos que de lunes a domingo depositaba en la pequeña terraza ubicada al frente de la vivienda de mis padres.

La proliferación de tiendas de conveniencia y el cambio en las políticas de distribución de la empresa editorial que publica el periódico de Reynosa, provocaron la desaparición de los repartidores, y por lo tanto la muerte de un oficio.

2) El silbido característico, inconfundible, agudo y melódico que utilizaban los “afiladores”, era mas efectivo que el timbre de las escuelas o el silbato de las fabricas, para convocar a los chamaquillos en torno al señor que operaba una especie de bicicleta mutilada, que sostenía y hacia girar la muela de la que brotaban chispas al contacto con los cuchillos y navajas que requerían filo.

La fabricación de artefactos para sacar filos, que además de compactos y fáciles de usar, son muy baratos, provocaron la desaparición, casi total, de los afiladores, de los artesanos que dominan un oficio casi en extinción… ocasionalmente los veo o escucho el sonido que los identifica.

3) La construcción en serie de refrigeradores, su venta a precios accesibles y en condiciones de pago que permitieron contar con un aparato de refrigeración en todos los hogares, aunado a la expansión de la industria lechera, con la aplicación del proceso de pasteurización de ese alimento, acabaron poco a poco con el mítico lechero, extinguieron un oficio que además de llevar nutrientes a los hogares, cuenta la leyenda que arrimaban goce y felicidad a las casas de los reynosenses.

El uso de envases desechables, la aplicación de químicos para mantener el buen estado de la leche, la construcción de supermercados, la industrialización del producto, la apertura de decenas de tiendas de conveniencia, misceláneas y changarros… acabaron con esa figura casi paternal del lechero.

4) Uno de mis recuerdos de chamaco que me provoca más felicidad, era la salida con mis padres a cenar a la calle, literalmente a la calle… bueno, a la banqueta. En la calle Oaxaca, a un costado de la “Ford”, se instalaba el hotdoguero que hacia muy buenas ventas al surtir de perros calientes a un cuarteto de hermanitos que cenaban como niños dios, dios… picio.

Ya de adulto, con bastantes kilos de mas, mantengo la costumbre, no se si buena o mala, de comer hot dogs callejeros. Mis hijos prefieren los hotdogs del Oxxo y del Super 7… y no es difícil imaginar que con el tiempo, tendera a desaparecer la venta en carritos de este alimento norteamericano, que los fronterizos hemos adoptado, con los respectivos ajustes como el uso de la cebolla, salsa y tomate.

5) La invención de fibras textiles a partir del petróleo, la fabricación masiva de telas, la operación de factorías dedicadas a la confección de prendas de vestir, los avances en los transportes, la expansión de la actividad comercial, la apertura de las fronteras de los países al intercambio comercial y todos los fenómenos económicos y sociales que se sintetizan con el vocablo de la globalización, han provocado la casi extinción de los “Sastres”.

Los señores que confeccionan ropa a la medida, de manera artesanal, ya son muy pocos… el ultimo pantalón que, según mis recuerdos, me cosió un sastre, fue uno de terlenca gris y lo estrene en mi cumpleaños numero 8.

Quise compartir con ustedes estos recuerdos y reflexiones, para decirles que es normal que mueran algunos oficios. No va a pasar mucho tiempo para que se vuelvan historia las secretarias mecanógrafas, los fotógrafos, los escribientes, los carteros, los jardineros (ya no hay jardines y las herramientas ahora son baratas y fáciles de usar) etc.

La sustitución de materiales, la implementación de nuevas tecnologías, la fabricación masiva y los cambios económicos, sociales y culturales, provocan la desaparición de oficios de manera natural, sin violencia, sin remedio…

Esa es la forma como se debe eliminar el oficio de Carretonero en Reynosa. Cuando los señores recolectores de basura en carromatos de tracción animal se queden sin clientes porque el gobierno municipal es eficiente en el cumplimiento de la obligación de recoger la basura domestica.

A los sastres, afiladores y lecheros nadie los metió a la cárcel por persistir en el oficio, no les pusieron limitaciones geográficas a su labor, no los restringieron a horarios determinados, no los encerraron por ofrecer sus servicios.

El gobierno municipal combate con métodos coercitivos, con arbitrariedades, con abusos y con decisiones administrativas sacadas de la manga, el fenómeno que la misma autoridad ha generado con sus ineficiencias.

La represión no es la mejor manera de remediar un problema que bien conocen los inquilinos del palacio municipal, tan bien lo conocen que durante tres años en la década de los noventa y todo el 2008, lo toleraron.


Reynosa, Tamaulipas a 21 de marzo de 2009

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