jueves, 26 de marzo de 2009

A los changos tan queridos

De santos y herejías
Por Eloy Garza González / MARZO 26, 2009
A LOS CHANGOS TAN QUERIDOS


Ahora resulta que para celebrar los 200 años de Charles Darwin, los científicos de la ONU piden firmas para publicar una “declaración universal” sobre los derechos del mono. Aunque ya el Vaticano había adelantado la celebración negando que los changos fueran los padres de la raza humana. Igual en Nuevo León nos adelantamos nombrando a algunos de ellos diputados federales y locales (de legislaturas pasadas, no de esta, ¡vaya usted a creer!).

Al mono, o sea, a las diversas razas de simios, ya se le venía utilizando como a otros animales para experiencias de laboratorio, o de otro tipo, como si el mono fuese un bicho más, olvidando su condición de pariente cercano de algunos políticos nuevoleoneses. Decía Borges que los monos no hablan para que no les obliguemos a trabajar. Otros sí hablan para que nos obliguemos a pagarles sueldo de gobierno (bono incluido).

Comprobado como está, antropológicamente, que el mono es nuestro primo cercano, o, para decirlo científicamente, nuestro antecesor inmediato en la cadena de las especies, nuestro abuelo, de ahí se deduce que el mono tiene sensibilidad, espantos, dolores, amaneramientos y manías de panista, poeta lírico o de violinista viejo y sagrado. No es menos virtuoso el mono que nuestro Carlos Prieto, lo que pasa es que nunca le hemos dado un cello para que aprenda. O menos inspirado que Carmen Alardín, lo que pasa es que nunca lo hemos llevado a los festivales de poesía de Monterrey. O menos incisivo que algunos amigos periodistas, lo que pasa es que nunca lo hemos mancillado con un buen cochupo.

Hubo un Papa conciliador y muy progresista que llegó a reconocer que ese “barro bíblico” de que estamos hechos no es otra cosa que el mono. Lo que pasa es que nos avergüenza sentirnos herederos del mono. El pudor ante el mono es el pudor ante el sexo. El sexo es lo más selvático, lo más puramente animal que tenemos en el cuerpo, y la vergüenza humana de esas partes no es sino vanidad de racionales obligados a funciones que nunca hemos considerado sino zoología.

El famoso pudor de la mujer se comprende por el contraste que hacemos entre su naturaleza “artística”, por su belleza (que ha generado tanta poesía y pintura buena y mala), y sus zonas sexuales, que nos remiten inmediatamente a la selva, a lo sórdido y a la naturaleza animal.

Pero allá nosotros con nuestros pudores. Lo cierto es que el mono sufre, tiene sentimientos, es sensitivo como un eterno adolescente y puede ofenderse hasta de las tropelías que comete Lucerito en la telenovela donde la hace de mala. No es igual experimentar en laboratorio con el corazón de un cerdo -y lo siento por el cerdo- que experimentar con los órganos de nuestro abuelo paterno (el mono). ¿Es que alguien llevaría a su abuelo paterno al quirófano, con pijama y todo, con zarape y todo, con ayuda de 500 pesos y todo, con pensión de ISSSTE y todo, para que le hiciesen picadillo las células y la histología?

Somos más sensibles a la inteligencia y la gracia de otros animales que al mono, precisamente porque el mono está demasiado cerca y es como un sobrino de Pesquería que siempre anda embarazando a las vecinas. Pero el mono lleva muchos siglos mirándonos con sus ojos grandes o menudos y reconocemos con miedo y emoción su mirada humana oculta en la pelambre de su especie, como una humanidad que nos mira desde el fondo de la selva. El mono es torturado por el hombre, cazado, arrasado, destazado en el laboratorio, porque los científicos, que no siempre son humanistas, olvidan que están destornillando a su bisabuelo.

Ahora que se habla tanto de volver al humanismo, aprendamos que el humanismo no empieza por leer “Posdata” o “Letras libres”, sino por los lenguajes oscuros y difíciles como se hablan los monos. De esa guturalidad eficaz y profunda nacen el latín, el griego, el arameo y el idioma raro con el que se expresaba el “Ya Chole” en la tribuna del Congreso.

Sin duda existe el Sócrates de los monos, pero sólo ellos lo conocen. Benditos.
eloygarza@lostubos.com
eloygarza@yahoo.com

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